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En la hondura del alma, un viaje a nuestro interior. Exposición de Patricia Nieto

Inauguración 21.08.2025 19:00h. Horario de visitas: del viernes 22 al martes 26 de agosto de 10:00 a 21:00. Entrada libre hasta completar aforo. Exposición individual de pintura y dibujo 36+1. Comisariada por Carlos Lanza. Nota de prensa (ver)

agosto 21 @ 7:00 pm agosto 26 @ 9:00 pm

Patricia Nieto: la pintura que vibra en el filo del alma, por Carlos Lanza, comisario.
Cuando vi el título de esta exposición: En la hondura del alma, un viaje a nuestro interior, me hizo recordar ese momento cuando el artista hondureño Pablo Zelaya Sierra (1896-1933), preparaba su retorno a Honduras, en carta enviada a un amigo dijo lo siguiente: “otra de las causas para que regrese es importantísima, pues está en relación con mis problemas de arte: siento la necesidad de saturarme del alma de Honduras”. Digo esto porque en la obra de Patricia Nieto convergen la hondura de nuestro interior, ese anhelo por encontrarnos en lo más profundo de lo humano, con la nostalgia del color, con esa luz del trópico que establece una conexión sensible con la patria que dejó hace muchos años. Con la nostalgia del que migra, ha pintado el rostro del mundo que aparece en esta muestra; como ella misma dice: “tener presente nuestros orígenes es el mejor antídoto para no perder el norte en la aventura de nuestra vida”. En otras palabras, ir hacia el alma interior, también implica no desconocer nuestras raíces porque solo conociendo de dónde venimos, podemos conocer hacia dónde vamos. Esta máxima es la que une en el tiempo la visión de Patricia Nieto con su compatriota Pablo Zelaya Sierra, curiosamente ambos son del mismo pueblo: Ojojona, F.M. Otro hecho en común: exponen en el mismo lugar, en el Ateneo de Madrid, con una distancia de 93 años, Zelaya Sierra expuso aquí en 1932.

Antes dije que Patricia Nieto pintaba el rostro del mundo, con esto quiero indicar que su pintura está hecha de los caminos que la gente traza en su andar, son rostros caminados, vividos, sufridos, moldeados más allá del pincel, moldeados en el dolor y en la alegría, en el misterio y en la magia de lo cotidiano, en el arraigo o el desarraigo, pero a su vez, hay en esta pintura un deseo de encuentro, de comunión, de verse en el otro o en la otra, hay un anhelo de identidad, de profundo respeto a la dignidad humana; es como si esa diversidad de caminos y circunstancias, generalmente difíciles, se unieran con profunda energía en toda su pintura. En la obra de Patricia Nieto, convergen una cartografía de lo social, una radiografía de la época y una lección de vida: nada de lo humano le es ajeno.

Su técnica realista obedece a la necesidad de ofrecernos un texto visual de naturaleza documental, hay una necesidad de registro, de testimonio, pero no se queda allí, el realismo solo es un medio, su destino es otro: ir hacia las grietas del alma, hacia los anhelos de la gente, hacia la poesía de la escena; lo de Patricia Nieto es un pincel humanizado, su pintura es carne y sangre de todo lo vivido. Ella misma señala que su pintura se mueve dentro de una diversidad de géneros entre los que destacan el impresionismo, el surrealismo y el simbolismo, todos ellos “ismos” de la modernidad; es probable, que esta diversidad de estrategias pictóricas estén en consonancia con la necesidad de abordar todo lo humano desde diferentes ángulos visuales, cada enfoque acentúa una visión, cada trazo es la revelación de las texturas del alma.

El realismo es una técnica pictórica, también puede ser un género o un estilo de pintar, pero la realidad es otra cosa, la realidad no es una técnica de vida, tampoco es un estilo (eso dejémoselo a los sociólogos acostumbrados a la etiqueta), la realidad que Nieto capta es el drama de la existencia, la lucha por sobrevivir en un medio atroz e intolerante, la realidad también está hecha de sueños y obsesiones, de pasiones, de voluntades, de heroísmos y caídas; la realidad también es diálogo y, precisamente, es a este diálogo convocado por la artista que estamos asistiendo al contemplar esta muestra: más que el ojo y la pintura, aquí se abrazan la pintura y el alma del que observa. Abramos nuestra conciencia a estas honduras espirituales que nos ofrece esta pintura saturada de vida, cubierta con el dulce empaste de la
esperanza, diseñada con el trazo sutil de una artista que ve en el color el único camino para reivindicar la dignidad de todo lo existente. Si hay un realismo que seduce en la pintura de Patricia Nieto, es aquel que vibra en el filo del alma.