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Johannes Brahms. Quintetos de cuerda
Venta de entradas público general 18€: (aquí) y también se venderán en el Ateneo el mismo día del concierto desde las 18:00h. Socios 12€, pueden comprar su entrada en la taquilla del Ateneo, el mismo día del concierto desde 2 horas antes presentando su carnet.
abril 21 @ 7:00 pm
Ciclo de conciertos Manuel de Falla. Concierto en colaboración con el curso monográfico: Johannes Brahms, el último romántico, impartido por el profesor Gabriel Menéndez Torrellas. Cátedra Mayor. 19:00h. Programa.
Durante el siglo XVI y principios del XVII tuvo mucha profusión la escritura vocal a 5 voces. El añadido de una quinta voz a las cuatro anteriores permitió abrir una gran cantidad de posibilidades, tanto armónicas como contrapuntísticas, en la composición de madrigales o motetes. También, a nivel puramente instrumental, se escribió música a cinco partes. Sin embargo, para la llegada del quinteto de cuerda camerístico hubo que esperar hasta la segunda mitad del s. XVIII. En una ocasión se comentó que la música para esta formación podía haber nacido en España, en 1771, con los doce quintetos op. 11 y 12 de Luigi Boccherini, cuando el músico italiano residía en Madrid al servicio del infante D. Luis, hermano de Carlos III, pero es posible que haya habido algún precedente.
Luigi Boccherini y Gaetano Brunetti fueron muy prolíficos en la escritura para esta formación, la cual fue también abordada por Michael Haydn (hermano de F. J. Haydn); pero son los seis quintetos de cuerda de W. A. Mozart los que elevaron este género a la categoría de obra maestra. Ya en el s. XIX, Luigi Cherubini, L. van Beethoven, Louis Spohr, Ferdinand Ries, Franz Schubert o Felix Mendelssohn continuaron esta labor, pero el peso del cuarteto de cuerda en la música de cámara hizo que fueran muy contadas las ocasiones en las que los compositores se decidieran por el quinteto. Antonín Dvórak o Anton Bruckner dejaron también su impronta en la segunda mitad del s. XIX.
Aunque con apenas 28 años Johannes Brahms ya se había introducido en el quinteto de cuerda -con dos violonchelos-, obra que acabó convirtiéndose en una sonata para dos pianos primero, y después en su soberbio quinteto con piano, op. 34, lo cierto es que no es hasta su madurez cuando el compositor alemán se anima a escribir para quinteto de cuerdas con dos violas.
No habrá recibido usted de mí nunca una obra así de hermosa (J. Brahms).
De esta manera se dirigía a su editor Simrock hablándole sobre su primer quinteto de cuerdas op. 88 compuesto, a comienzos de los años 80 del s. XIX, en el balneario austriaco de Bad Ischl y estrenado en Frankfurt el 29 de diciembre de 1882. Escrito en tres movimientos, las innovaciones estructurales de los movimientos segundo (lento-scherzo) y tercero (sonata-fugato) le convirtieron en una de las obras camerísticas preferidas del compositor.
Con estos restos que te envío puedes irte despidiendo de las notas mías porque ha llegado la hora de parar (J. Brahms)
Y de esta otra forma intentaba hacer ver a Simrock su final como compositor, con su segundo quinteto op. 111 escrito en 1890. Lo cierto es que todavía quedaría un formidable tercer quinteto (entre otras obras), en este caso con clarinete. Escrito en cuatro movimientos hay quien ve en este segundo quinteto una obra superior a otras compuestas por Brahms para cuerdas debido a la importancia que le otorga a los cinco instrumentos.